Media
Cómo nacimos
En la búsqueda
desesperada de nuestros seres queridos, y para la denuncia de su desaparición,
recorrimos sin descanso dependencias del Estado, policiales, de las FF.AA.,
Iglesias y organismos de derechos humanos. Allí nos conocimos y supimos que no
estábamos solos en la desgracia y en el dolor. Que éramos muchos los que no
sabíamos dónde estaban nuestros hijos, esposos, hermanos, padres, nietos,
adónde se los habían llevado, qué habían hecho con ellos. Allí intercambiamos
experiencias e información e imaginamos nuevos lugares adónde acudir. Y allí
aprendimos que sólo juntos podríamos tener la fuerza necesaria p ara luchar
contra esa nueva forma de represión y tortura a la que nos enfrentábamos.
Comenzamos a organizamos
En enero de 1976
surge, como respuesta a la desaparición simultánea de 24 personas en Córdoba,
el primer grupo de familiares. Desde marzo de 1976, en Buenos Aires, los
familiares que nos conocíamos por nuestras gestiones ante l os organismos
oficiales, empezamos a reunirnos en el local de la Liga Argentina por los
Derechos Humanos (LADH) en Esmeralda 77. Allí recibimos la primera delegación
de Amnesty Internacional, ante la cual denunciamos la situación de miles de
detenidos-desaparecidos en nuestro país. Nuestras reivindicaciones, en ese
momento, ya tenían como punto primero y fundamental la Aparición con Vida de
los desaparecidos. En setiembre de 1976 se constituye como organismo Familiares
en Capital Federal, al contar con un lugar de reunión permanente ofrecido por
la LADH dentro del local en que funcionaba. Poco después, viajábamos al
interior del país —a Mendoza, Santiago del Estero, Tucumán, Mar del Plata,
Corrientes, Chaco, Rosario— para ponernos en contacto con otros familiares e
instarlos a organizarse. Con toque de queda, con peligro de nuestra seguridad
personal (recibidos en muchos caso s con desconfianza o recelo y siempre con
miedo), logramos sin embargo que la lucha se iniciara en otras ciudades,
abriendo nuevos frentes.
Una convicción, un objetivo
Dos cosas tuvo
siempre claras este movimiento:
Que nuestros
desaparecidos y nuestros detenidos tenían, en su mayoría, una estrecha
vinculación con la lucha popular y de allí que al elegir nuestro nombre le
agregáramos "por razones políticas", asumiendo una realidad que
reconocíamos y de la que —además dentro del miedo, la incertidumbre y la
desesperación que nos embargaban— estábamos orgullosos.
Que para recuperar
nuestros seres queridos, nuestra lucha no podía ser aislada, que debíamos
buscar vinculaciones y apoyo solidario y lograr el trabajo conjunto con
organizaciones políticas, gremiales, profesionales, estudiantiles que aún con
dificultad y en su mayoría intervenidas o en forma clandestina, seguían
existiendo.
En setiembre de 1976
surge Familiares de detenidos y desaparecidos por razones políticas. Un poco
más de 20 años después nos visitan en ORAL Y PÚBLICO, en la emisión del 25 de
octubre de 1996, Mabel Gutierrez y Silvia Gurrea.
GURREA, Silvia del
Carmen.
Falleció el 22 de
abril de 2010. Mujer y militante integral. Dejemos que sea Ernesto Borzi quien
relate aspectos salientes de su vida. “Su identidad personal estaba asociada
con las más dignas batallas que libró nuestro pueblo. Silvia fue peronista.
Hija de un trabajador de sanidad que participó en la fundación del gremio de la
Salud; además de haber sido del equipo de colaboradores del Dr. Ramón Carrillo.
Por lo tanto, preso político de la ‘Revolución Fusiladora’ de Rojas y Aramburu.
Desde pequeña conoció los maltratos y abusos que sufren los familiares de los
presos, ya padecidos en persona al visitar a su padre encarcelado. Peronista en
la sangre, peronista con las tripas, se crió en un barrio como el de Parque de
los Patricios, donde todos sus hermanos eran hinchas de Huracán. Trabajó desde
los 13 años como cadeta de una escribanía aprendiendo así el ABC del Derecho.
La última dictadura le arrebató a su hermano Jorge que continúa desaparecido.
En la primera denuncia que Silvia hace por su hermano Jorge, escribe ‘Militante
y dirigente de la Juventud Peronista Regional I’. Cuando la entrega, el
secretario del Juzgado, se presenta azorado y con el semblante pálido, le dice
que cambie el ‘habeas corpus’, que no escriba eso, que lo retire. Silvia le
contestó: ‘Yo no voy a negar a mi hermano y él jamás me perdonaría que mintiera
diciendo lo que no es’. Familiares de Desaparecidos y Detenidos por
Razones Políticas, Silvia y otros compañeros fueron los primeros y los únicos
que en aquellos primeros años con una estructura primaria, celular, no
claudicaron y denunciaron la situación de los pabellones de la muerte de la
Unidad Nº 9 de La Plata. Sacaban los comunicados redactados, quitándole horas
al sueño, atravesando la noche, los toques de queda, la prohibición de
circular, refugiándose en la casa de algún compañero hasta que aclarase el día
y retirándose entonces con sigilo, para continuar así con una cadena de
mensajes y correos que no podían fallar (…) En una ocasión un parlamentario
italiano que estaba de visita seguía con atención la explicaciones que
oficialmente le daba un organismo de derechos humanos ligado a un partido (el
P.C.) sobre la violencia, el gobierno enfrentado entre la extrema derecha y la
extrema izquierda ‘terrorista’. Ante la mirada ceñuda de Silvia, el italiano
inquirió: ‘¿La señora es del partido?’. No, fue la respuesta. ‘¿Y qué está
haciendo aquí?’ fue la nueva pregunta. ‘Estoy aquí por mi hermano Jorge Gurrea,
que sí es de extrema izquierda, militante montonero y miembro de la Juventud
Peronista Regional I y está desaparecido por esta Dictadura Militar, estos
milicos hijos de remilputas y gorilas… ¿Pero dígame una cosa? ¿Por qué carajo
se dicen ustedes comunistas? ¿Acaso nunca leyeron a Lenin y la concepción de la
lucha armada? ¿O el papel de los libros solo lo usan para limpiarse el culo?
¿Así defienden a los proletarios con los que se llenan la boca? ¿Pero cuando
conocieron ustedes un obrero de verdad?’. El advenimiento de la democracia, con
la consabida y generosa entrega de sangre de nuestro pueblo, encontró a Silvia
con la necesidad de retomar sus estudios y se recibe de abogada. Como
profesional, en el caso de tramitar alguna causa por la Ley 24.411 (reparatoria
y beneficiaria de los causahabientes de las víctimas por desaparición forzada),
fijó por motus propio sus honorarios en un 2%, cuando por ejemplo, en las
sucesiones en Capital Federal, los honorarios estipulados por juez, pueden ser
del 9 al 12% y en provincia del 20 al 30%”. Más adelante en su escrito, sigue
diciendo Borzi: “Me conmoviste, nos conmoviste y aprendimos a aguantar las
lágrimas cuando supimos de tu cáncer que nos duele más a todos cuando
pronunciamos el nombre de Evita. Compañera Silvia, fuiste capaz de reivindicar
hasta tu ascendencia negra y africana, porque como vos bien decías ¿Acaso no
somos negros los peronistas? Es que vos hablabas bien de lo que conocías, del
pueblo trabajador del que te sentías orgullosamente parte y al que le ofrecías
todas tus fuerzas, como por ejemplo participando del último 11 de marzo pasado,
en el acto de la cancha de Ferro, conmemorando la victoria de Cámpora y
sosteniendo a Néstor Kirchner”. Marta Olivera, por su parte le dedica a Silvia
un poema que comienza así: “Fuerte como el roble/simple como el viento/audaz en
lo difícil/soñadora de una patria libre y soberana. Compañera de
esperanzas/compañera de perdidas/compañera de luchas/compañera, cumpa/ cumpa
peronista y montonera. Te habrás ido a juntar con aquellos que por jóvenes no
dejaron el coraje de vencer o morir”
En el transcurso de
la entrevista, nos llamó Hugo Ginsberg el nieto de Laura Bonaparte quien nos
informó sobre el acto que se estaba realizando en recordación de las víctimas
de la Triple A, organizado por HIJOS. Goyo Flores, Miguel Bonasso, figuraban
entre los militantes participantes