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Este suceso, fue uno de los más conocidos entre los actos de represión cometidos por la última dictadura cívico-militar argentina (1976-1983), ya que los desaparecidos eran estudiantes, en su mayoría adolescentes menores de 18 años, que fueron torturados antes de ser asesinados. La CONADEP, estableció que la policía bonaerense había preparado un operativo de escarmiento para los que habían participado de la campaña por el boleto estudiantil, considerada por las Fuerzas Armadas como «subversión en las escuelas».
El caso tomó notoriedad pública en 1985, luego del testimonio de Pablo Díaz, uno de los sobrevivientes, en el Juicio a las Juntas. Además, Díaz participó de la creación del guion que llevó la historia al cine días antes de cumplirse una década de lo ocurrido, en el filme homónimo. Cuatro de los estudiantes secuestrados sobrevivieron a las posteriores torturas y traslados impuestos por la dictadura.

Afirma la importancia de la actual reivindicación de la militancia y la movilización de los jóvenes. «Antes debía explicar qué había sido la Noche de los Lápices». Agregó que hoy ese hecho «es un disparador»:
Ya no soy culpable de haber peleado por un país mejor. Antes sentía que tenía que salir a explicar, a pelearla, a decir y hoy me puedo quedar en mi casa y eso también es una satisfacción. [...] La sociedad ya ha generado una barrera del «Nunca más», porque los represores ya tienen una condena social.
Faltando un día para cumplirse el 19° aniversario de La noche de los lápices, el 15 de setiembre de 1995, ORAL Y PÚBLICO recibió a Pablo Díaz. Lo acompañó Marta Ungaro, hermana de una de las chicas detenidas desaparecidas en ese horrendo crimen de la dictadura. Uno de los momentos más emotivos de todo el ciclo fue cuando Pablo afirmó que aún extraña a los chicos