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Hace 25 años, la sociedad argentina, con distintos matices conforme su pertenencia a distrintos estratos, edades y demás rasgos distintivos, se vio sacudida porque por primera vez, un genocida se reconocía como tal. El marino Adolfo Scilingo relató en primera persona esos delitos aberrantes del Estado terrorista que pasaron a llamarse "los vuelos de la muerte". Contó, sin ningún rasgo de arrepentimiento y seguramente guardando intenciones de beneficio personal, su participación en los mismos. Entre las muchas víctimas de esos vueos, figuraban las dos monjas francesas a cuyas familias representaba nuestro colega y amigo Horacio Méndez Carreras.
Con esa perversidad con que identificaban algunas de sus atrocidades, las habías nombrado "las monjas voladoras". En la emisión del 10 de marzo de 1995, el abogado mencionado fue entrevistado por ORAL Y PÚBLICO