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Llegó la ley ómnibus al Congreso. Un dictamen que aparece y no aparece, las denuncias de firmas en blanco o sustitución de textos. Las reuniones por fuera del recinto, un escándalo. Una zona; los alrededores del Congreso, a 40 años de democracia, dando la sensación de una ciudad sitiada. Un despliegue inusitado, innecesario y teatral de fuerzas de seguridad de todo tipo y jurisdicción, La forma actual de festejar 40 años de una democracia que no costó por igual a todos, es aparentemente asustar a la gente para que no reclame sus legítimos derechos. Detención de jovencitas radicales, amedrentamiento brutal y provocaciones con un costo que desmiente el NO HAY PLATA y que ningún favor hace a la República y al prestigio inernacional de Estado, ya cuestionado por la grosera y dictatorial limitación de un disparatado protocolo